Bucarest, la capital de Rumania, es además el centro industrial, comercial y cultural más importante del país. El origen de la ciudad está vinculado con la construcción de Curtea Veche en 1459 cuando el príncipe Vlad Tepes establece allí su nueva residencia de verano.
En el siglo XVII, después de la quema de la ciudad por parte de los Otomanos, su reconstrucción da paso a un prolongado periodo de prosperidad, que culmina con la ciudad convertida en capital permanente de Valaquia. Posteriormente y a media que se van uniendo las diferentes regiones del país, Bucarest se reafirma como capital del nuevo estado surgido con el nombre Rumanía. En 1918 se produce la adhesión de Transilvania a las regiones de Valaquia y Moldavia, hecho que culmina con la formación definitiva del estado moderno.
En la segunda mitad del siglo XIX, el desarrollo industrial hace que la población de Bucarest crezca rápidamente. La extravagante arquitectura y ambiente cultural cosmopolita de la época hicieron que Bucarest llegase a ser llamada "El pequeño París"
Durante el periodo comunista, entre 1945 y 1989, la dictadura de Ceausescu, una de las más crueles y despóticas en toda la historia de Europa, cambió la cara de parte del centro de la ciudad, imponiendo el estilo arquitectónico típico de la época, con edificaciones megalómanas tanto en proporciones como en diseño. El legado más famoso de aquel periodo es el Palacio del Pueblo. Esta enorme excentricidad sigue siendo hasta hoy día el segundo edificio más grande en superficie del mundo después del Pentágono, y los ostentosos materiales con los que fue construido y decorado tuvieron durante largos años al pueblo al borde del colapso económico.
Actualmente, Bucarest es una ciudad cada día más próspera, habiendo dejado muy atrás, en el recuerdo, aquellos tiempos tan duros. Sus principales arterias están nuevamente impregnadas por la muchedumbre gracias al poder renovador del comercio y los nuevos aires de prosperidad.
Visita panorámica |
Durante la visita panorámica de la ciudad, recorreremos la zona antigua, cuyos edificios de exuberante arquitectura del siglo XIX y el ambiente cosmopolita de aquella época dieron a la ciudad el sobrenombre de “El Pequeño Paris”. Admiraremos sus principales iglesias, la Corte Vieja, fundada por el Príncipe Vlad Tepes, la posada Hanul Manuc, uno de los edificios más típicos del viejo Bucarest construido en 1808, y el Ateneo Rumano, realizado en 1888 por los arquitectos Constantin Baicoianu y Albert Galleron. De alto valor arquitectónico, fue construido en el estilo neoclásico promovido por la Escuela de Bellas Artes de París. Es uno de los edificios con mayor significado cultural y social de la ciudad. Veremos el Palacio Real, antigua residencia del rey Carol II, construida en estilo neoclásico entre 1927 y 1937, el Parque Cismigiu, proyectado por el austriaco Mayer y abierto al público desde 1854, así como algunos otros puntos de interés de esta bella ciudad. |
Museo de la aldea |
El Museo de la Aldea, situado al norte de la ciudad junto al parque Herastrau y al aire libre, es fruto de la tenacidad y trabajo de Dimitrie Gusti, famoso sociólogo y político que realizó el más profundo análisis del modo de vida del campesino rumano en el periodo de entreguerras. |
Palacio del pueblo |
El Palacio del Parlamento Rumano, también llamado Palacio delPpueblo, es un edifico de usos múltiples que alberga las dos cámaras de parlamento de Rumania. Según el libro de los Guinness Récords mundiales, es el segundo edifico administrativo más grande del mundo (después de El Pentágono), ya que se extiende sobre un área total de 350.000 m². |